miércoles, 25 de junio de 2008

EL PODER DE LA IMAGEN


Se ha escuchado por ahí que una imagen vale más que mil palabras. ¿Qué tiene la imagen que contagia e inspira tanto que a veces es innecesario explicarla? Con tan sólo la vista se podrían desatar los más extremos instintos, las necesidades más placenteras… se podrían despertar todos los sentidos. La particularidad de la imagen proviene de una especie de provocación a la que no se le ha encontrado vacuna. El uso del color, el contacto directo con el contenido, la imagen oportuna y explícita, son recursos que pueden producir deseo o rechazo, desde los pensamientos más sagrados a los más profanos, pasando por el hambre o la náusea.
La imagen es una bendición (o maldición en muchos casos) que nos podría acompañar el resto de nuestra vida, incluso lo más curioso de la imagen es que teje el recuerdo y nos traslada de época, lugar y momento en sólo segundos.
¿Cómo entonces la publicidad podría obviar tan maravilloso recurso de venta?
Ciertamente no habría explicación si ése fuese el caso. La publicidad ha utilizado la imagen como primer factor fundamental, primer sentido de su estrategia de ventas. De alguna manera podríamos entender qué nos viene a la mente cuando vemos una imagen como ésta
No hace falta mayor explicación pues el mensaje va directo a su objetivo, ¿o no?
La publicidad durante mucho tiempo ha jugado un papel muy importante en lo que se refiere al comercio y mercado de los productos vigentes. Sin embargo, la publicidad por sí sola no tendría ningún sentido. Para que una publicidad sea realmente exitosa y logre sus objetivos, no vale únicamente la imagen con que ésta se plante. Si bien esta estrategia ayuda de manera audaz y casi instantánea, a pesar de lo provocativa que ésta se vea, si el producto no se encuentra a la altura, bien por calidad, precio o acceso, la publicidad no cumpliría su función. En este sentido las estrategias de venta deben tener en cuenta fundamentalmente:
Un buen producto que esté a la altura y dentro de los márgenes de competencia.
Un precio razonable que se encuentre en la misma línea de venta que los productos similares o sus competencias.
Un acceso fácil, rápido y eficaz. (En esto no cuenta la escasez de carne, leche, huevos. Esos detalles se escapan de algunas manos).
Por último, una imagen que seduzca la mirada del consumidor y que cumpla la función de mantener presente el producto.
¿Quién podría decir que dentro de la imagen existen tal cantidad de significados?

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