
Con el amplio acceso del público a los medios de comunicación, la expectativa ha ido creciendo. Ya el mundo no se sorprende de la misma manera en que sucedía en otro momento. Ahora es mucho más complicado llamar la atención, ni se diga mantener el interés por largo período de tiempo. La explosión visual a la que se enfrenta cualquier tipo de consumidor le da opciones de escogencia que cada vez se ven más influenciadas por una imagen creativa y original. Incluso, el impacto visual que en general causan las noticias y los acontecimientos en la actualidad da por sentado que ya no hay más nada que ver, por lo menos nada peor…
Es por esto que se consolidó lo que se llama hoy en día la Publicidad de Guerrilla. Y es que su nombre, quizás tajante y violento no se desliga realmente de la finalidad de este modo de hacer publicidad. En efecto, camina bajo la misma mirada de una estrategia de guerra. Un ambiente hostil hay que atacarlo para dominarlo, y en eso la Publicidad de Guerrilla está más que preparada. Su forma es la intromisión, no hay reglas, no hay permisos ni formalidades, es un atentado directo y rotundo, un ataque a la sociedad, a lo previsto, distorsionando las reglas y cuestionando así ciertos aspectos de la vida social. Va directo al objetivo sin pedir permiso ni tantear el terreno. “Lógicamente, tiene un origen politizado y subversivo. Grupos diversos de intelectuales y jóvenes universitarios aprenden a utilizar la “gramática cultural” y sus medios de expresión para transmitir una nueva conciencia del mundo.”( http://www.cmgallconnections.com/cmgvision/02/).

De esta manera se logra impactar al espectador mediante el humor y la picardía, quebrantando los sistemas establecidos mediante las mismas herramientas publicitarias.
A pesar de parecer casi igual a la Contrapublicidad, se podría decir que la Publicidad de Guerrilla se encuentra en un punto intermedio, pues como puede ir en contra de lo establecido, también ha funcionado como herramienta efectiva para muchas campañas que se han apoyado de esta nueva modalidad. Gustavo Guerrero lo define perfectamente en su blog Mercadotecnia Alternativa, en un artículo titulado Mercadotecnia: Amor, Guerra y Guerrilla “Desde la perspectiva de su nombre y no de las explicaciones que su autor le acomoda para hacerla menos violenta, la mercadotecnia de guerrilla, aún a pesar de ser una estrategia para las empresas sin recursos y una respuesta a las tácticas guerreras de los corporativos dominantes, no deja a fin de cuentas de ser una táctica de guerra, que ve al cliente como un objeto de conquista y a la competencia como un enemigo a vencer. En el terreno de la conquista con amor, la competencia son sólo adversarios, que si son favorecidos por el ser amado (el cliente) al perdedor si realmente ama, deberá ser capaz de reconocer y respetar las fortalezas de su competencia y prepararse para tener un mejor desempeño en la próxima contienda. (A menos que los celos no se lo permitan)”.
Definitivamente se reconoce entonces que en el amor, la guerra y la publicidad, todo se vale.
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