Teniendo en cuenta que la publicidad es un recurso que mueve a gran cantidad de personas, podría considerarse como una forma de expresión universal, que genera ventas masivas y está enfocada a determinados estratos sociales, cada uno por separado, con los cuales se comunica directamente mediante su propio lenguaje, sin embargo los abarca a todos ellos.
La contrapublicidad es un recurso (más reciente) que apareció en 1989 con la revista ADBUSTERS quienes definían si misión como...”una revista en esencia ecológica, que examina la relación entre la gente y su entorno, tanto material como mental”. Estos Reventadores de Publicidad pronto crecieron, incrementaron sus seguidores y se divulgaron desde Canadá a toda Europa. Por ser la ironía y el doble sentido uno de los elementos más concurridos, se hace necesaria la rapidez y agudeza del lector para captar directamente el sentido que se plantea en ella.

Se puede decir que no es suficiente con observar la imagen para que el efecto que se busca sea realmente efectivo. En ese sentido la crítica contrapublicitaria podría verse algo perjudicada en su función. Sin embargo la comunicación siempre se ha mantenido en aguas protegidas, poco revueltas, ideando así diversas interpretaciones que se prestan a entenderla como se quiera. A fin de cuenta son muchos lo caminos que pueden llevar a potenciar una marca, de la misma manera que existen muchos para desnivelarla, o por lo menos morir en el intento.
Por otro lado, la contrapublicidad plantea una serie de efectos bruscos y rotundos que entremezclan al espectador y le hacen considerar el modo y ritmo de vida al que está sucumbiendo. En este mundo industrializado y globalizado, donde los valores morales e intelectuales van cediendo territorio a los valores materiales y desvergonzados, sólo una buena sacudida visual podría evitar que todos los borregos caigan por el precipicio, es decir, que el consumo se lleve por delante a todos los habitantes del planeta tierra.
Se dice que gracias a la estrategias de venta, el consumo se ha incrementado cada vez más afectando el deterioro del ambiente en cuestiones de energía, contaminación, desorden visual y auditivo, siendo estos sólo algunos de los más perjudicados.
Evidentemente, en este mundo agresivo, hablar de sensibilidades ya es perder el tiempo. Para atentar contra la “agresión publicitaria” es necesario crear una lucha verdadera, una “revolución cultural”. De esta manera se manifiestan los creadores de este género contrapublicitario que manifiestan sus ideas por medio de nuevos espacios que provienen de los mismos medios de comunicación.
El Internet ha sido uno de las ventanas más concurridas, pues permite el acceso a cierta “mayoría” que pudiera proliferarse con el paso del tiempo. Ya existen varias redes contrapublicitarias enfocadas a diferentes aspectos como el consumo y el cuidado de la tierra como el movimiento Greenpeace.
A pesar de la buena alternativa que éste tipo de revolucionarios plantea, podría ser casi imperceptible el aprovechamiento de sus estrategias con fines de venta masiva, pues si bien el mensaje es claro y contrario al publicitario, el llamar la atención de manera tan impactante en contra de determinada empresa o acción ya facilita el acceso de la misma en la mente del observador.
Es que cuando se habla de doble filo, de este cuchillo nadie se salva.
Algunos links de interés:
http://www.adbusters.org:Adbusters.org (Canadá)
http://www.consumehastamorir.org: Ecologistas en Acción (Madrid)
http://www.antipub.net: Resistencia a la agresión publicitaria (Francia)
http://www.subvertise.org: Subvertise (Inglaterra)
http://parody.organique.com/004.html False Advertising
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